Paz del corazon


 
 

Paz cristiana


Que es?
Shalom, Eirênê, Pax, Frieden

Porqué?
Jueces 6,24 YHWH es Paz.
Mt 1,1 Jesucristo, hijo de David: Salomon=Pacifico
Ef 2,14 Cristo es nuestra Paz.
Is 9,6 Un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Jr 29,11 Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice YHWH, pensamientos de paz.
Fil 4,7 La paz de Dios sobrepasa todo entendimiento.
Jn 14,27La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Sal 34 14 Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.
Sal 85,8Escucharé lo que hablará YHWH Dios; Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, Para que no se vuelvan a la locura.
Ga 5,22 El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza.

Como?
– Palabra de Dios
Ef 6,15 Evangelio de la Paz!
Hech 10,36 Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos.
Sal 119 165 Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.

– Oración
Num 6,26 YHWH alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.
Is 53,5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Fil 4,6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Col 1,20 haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

– Fe: Lc 7,50 Tu fe ti ha salvado, va en paz.

– Perdón
2Co 5,20 Somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
Ep 4,26 No se ponga el sol sobre vuestro enojo.

– Obediencia a Dios
Is 32,17 el efecto de la justicia será paz.
Is 57,21 No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.
Lc 1,79 El guía nuestros pies por camino de paz.

– Caridad:1Jn 4,18 En el amor no hay miedo.

– Mansedumbre y humildad
Sal 37,11 Pero los mansos heredarán la tierra, Y se recrearán con abundancia de paz.

– Desprendimiento
Lc 12,22 No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.
23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
24 Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? 25 ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?

– Bendición
Lc 10,5 En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa.
6 Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros.

Catecismo de la Iglesia Católica:

2308Todo ciudadano y todo gobernante está obligado a trabajar para evitar las guerras.

Sin embargo, « mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad internacional competente y provista de la fuerza correspondiente, una vez agotados todos los medios de acuerdo pacífico, no se podrá negar a los gobiernos el derecho a la legítima defensa » (GS 79,4).

2309Se han de considerar con rigor las condiciones estrictas de una legítima defensa mediante la fuerza militar. La gravedad de semejante decisión somete a ésta a condiciones rigurosas de legitimidad moral. Es preciso a la vez:

– Que el daño infringido por el agresor a la nación o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto.

– Que los restantes medios para ponerle fin hayan resultado impracticables o ineficaces.

– Que se reúnan las condiciones serias de éxito.

– Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios modernos de destrucción obliga a una prudencia extrema en la apreciación de esta condición.

Estos son los elementos tradicionales enumerados en la doctrina llamada de la « guerra justa ».

La apreciación de estas condiciones de legitimidad moral pertenece al juicio prudente de los responsables del bien común.