Renovación de las promesas de matrimonio
Esta renovación del compromiso matrimonial, originalmente practicada en el santuario de Qana en Galilea, se puede hacer regularmente y en cualquier lugar, especialmente con motivo del aniversario de bodas.
Los cónyuges juntos, y uniendo sus manos:
Jesús, por su presencia en la boda de Qana, hizo del matrimonio Su sacramento,
Y María Su madre obtuvo, por su oración, el vino anunciando la alegría del Reino.
Por eso, en presencia de Dios, que es la fuente de nuestro amor y que siempre estará con nosotros,
frente a todos los que están aquí,
deseamos renovar aquí el compromiso de nuestro matrimonio.
El esposo:
N., ¿quieres hoy, mañana, como ayer, ser mi esposa?
La esposa
Sí lo quiero. Y tú, N., ¿quieres hoy, mañana, como ayer, ser mi esposo?
El esposo:
Sí lo quiero. N, te recibo como mi esposa, y me entrego a ti.
La esposa
N., te recibo como mi esposo, y me entrego a ti.
Los cónyuges juntos:
Para amarnos fielmente, en la felicidad y en las pruebas,
y apoyarse mutuamente a lo largo de nuestras vidas.
Oración de la pareja juntos:
Señor, Tú que eres la única fuente de Amor en la Verdad,
Te agradecemos por habernos llamado a fundar una santa familia cristiana.
Se el Señor de nuestro hogar,
Haz que sea un lugar de paz, reconfortante para todos los que viven allí,
y acogedor para todos aquellos que quieran calentarse.
Enséñanos a progresar hacia ti y el uno al otro bajo tu mirada,
hacer tu voluntad en lugar de la nuestra todos los días de nuestra vida,
confiar en la gracia de Su sacramento y someterle cualquier proyecto,
para reconciliarnos sin cansarse,
para ofrecerte todas nuestras alegrías y nuestras penas,
para llevarte a los niños que nos has confiado (o confiarnos, si es tu voluntad),
y amar a nuestro alrededor a aquellos que más lo necesitan.
En ti decidimos juntos poner nuestra confianza todos los días.
Oración del asistente (sacerdote o diácono):
Oremos:
Dios, Creador de todo, te alabamos y bendecimos, quien al principio,
has hecho que el hombre y la mujer formen una comunión íntima de vida y amor.
Y te agradecemos por haber, en Tu santa misericordia, unido y bendecido, N. y N., en frente de Tu altar y en tu casa,
para hacer de su hogar una imagen cada vez más fiel de la unión de Cristo y la Iglesia.
En Tu bondad, hoy de nuevo, mira a Tus hijos que te rezan:
ya que los has mantenido unidos a través de alegrías y pruebas,
no deja de apretar el vínculo que los une,
aumenta su amor aún más,
fortalécelos en paz,
para que puedan vivir y difundir cada vez más la alegría de vivir unidos por Ti.
Extenda sobre ellos, por la virtud de Tu santa Cruz, Tu bendición celestial,
+ en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
Todos: Amen
ORACIÓN DE LOS NOVIOS A LA VIRGEN
Madre Nuestra,
En tu nombre hemos unido nuestros corazones.
Queremos que presidas nuestro amor; que defiendas, conserves y aumentes nuestra ilusión.
Quita de nuestro camino cualquier obstáculo que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos.
Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero amor.
Líbranos de la ligereza que pone en peligro la Gracia de nuestras almas.
Haz que, abriéndonos nuestras almas, merezcamos la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.
Haz que nuestro trabajo sea ayuda y estímulo para lograrlos plenamente. Conserva la salud de nuestros cuerpos. Resuelve necesidades materiales.
Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos hijos nacidos de nuestro amor y del cuerpo, sean realidad y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón. Amén.
A LA SAGRADA FAMILIA:
Jesús, José y María, os damos nuestro corazón, nuestras almas y nuestras vidas.
Jesús, José y María, asistidnos en la hora de nuestra muerte.
Jesús, José y María, en ustedes descansamos en paz.
CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio.
Te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio.
Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús.
Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo.
Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo.
Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz.
Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia.
Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión.
Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta.
Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado.
En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material.
Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia.
Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a cooperar, día a día, a la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén.